lunes, 13 de junio de 2011

Capitulo 4


LEONARDO Y VICTORIA*

Iba en mi auto, aun molesto recordando aquella situación tan desagradable, Damián era mi amigo de la infancia.  Jamás pensé que le fuera capaz de hacerle algo así a mi hermana, y para colmo de todo esto, me habían suspendido de la universidad sin contar que se me ah hecho tardísimo para el discurso de papa. Definitivamente no era mi día, lo planeado nunca sale bien. Ahora solo me quedaba tragarme todo este amargo día.  Es que desearía verlo de nuevo para partirle la cara.   Llegue a mi casa, el sol ya empezaba a ponerse y si no iba a poder asistir a el discurso de mi padre lo más lógico era que lo viera por televisión.  

---Buenas tardes joven Leonardo--- me recibió la empleada de confianza de mi padre, la cual había trabajado años para nuestra familia, Catalina. 

---Hola. Catalina tengo mi equipaje en el auto,  dile a Rogelio que lo pase a recoger por favor---

---Si joven ¿algo más?--- pregunto

---No nada más, gracias.--- la verdad era que moría por un baño con agua fría para poder calmar todo ese coraje que aun vivía en mi.

Continúe mi camino hacia mi habitación, iba pensando cómo le platicaría a mi hermana sobre la falta que había cometido el imbécil de Damián…y para males la falta había sido con Daniela, la hija del contrincante en las elecciones de mi papá, la niña ingerida que por haber estudiado en Europa se creía la mejor.  No quiero ni siquiera pensar que hará mi padre cuando se entere de lo sucedido.



*
No tengo ni la mínima idea de cuánto llevo aquí tirada.  Catalina vino unas tres veces hasta que le grite que no me molestara mas.  No quiero ver a nadie y no deseo que mis padres lleguen por un buen rato.  Solo quiero despertar de esta pesadilla y olvidarla.  Aunque no pensaba eso cuando apague mi teléfono y lo lancé al otro lado de la habitación luego de cinco textos y once llamadas de Damián.  Había tratado de arreglar las cosas con migo, quería ser mi amigo. “Nuestros padres no se merecen esto Vicky.  Los medios se enteraran y afectara la imagen de nuestros padres. Tenemos que planear bien que vamos a decir cuando se enteren.” Había dicho.  Maldito bastardo, ahora se preocupaba por su padre, no de cómo podría estar yo, no, de su estúpido padre. 
No sabía cómo seguían brotando lágrimas de mis ojos.  Había llorado todo el día y aun lo continuaba haciendo.

--- Buenas tardes joven Leonardo.--- escuche a Catalina. Me limpie los ojos de inmediato.  No quería que Leonardo me viera de esta forma. Tampoco debía enterarse de lo que había ocurrido o por lo menos de la forma en que había ocurrido.  Después de todo Damián era su mejor amigo.

Leonardo le dijo algo mas a Catalina que no entendí y luego lo escuche subir supongo que a su cuarto.  Yo quería levantarme por lo menos llegar al sofá.  Pero mis piernas no me ayudaban y no dejaba de temblar.  Así que solo me quede ahí, apreté mas mis piernas hacia mí y respiraba lo menos posible.  Luego de unos minutos escuche como se había una puerta en la parte de arriba de la casa, para luego escuchar unos pasos en las escaleras. Que no pase por aquí, que no pase por aquí.  Pensé. Entonces la luz se encendió.

--- ¿Victoria?--- me había encontrado.
--- ¿Que quieres?--- le pregunte mirando a otra dirección, mis ojos estaban hinchados y las lagrimas no aguantaban mas, saldrían en cualquier momento.

Me sorprendí bastante al verla, sin duda alguna ella no era la Victoria que yo conozco, esa no era mi hermana.
--- ¿Qué te pasa?, ¿porque estás aquí, encerrada y tirada en el suelo?--- le pregunte ansioso por saber su respuesta.

--- No es de tu incumbencia, ahora déjame sola.--- le pedí lo más calmada que pude, pero mis últimas palabras fueron atropelladas con sollozos.

--- ¿Por qué estas así? ¿Qué te hicieron? -- sentía que una parte de mi hermana iba muriendo, y sin duda alguna su luz dejaba de brillar. La única pregunta que me faltaba por hacer era:
--- ¿Quien es el motivo para que estés así dime, fue el maldito de Damián?- dije furioso.

Había aguantado demasiado, me dolía el pecho y la garganta ardía demasiado. La mención de su nombre me hizo estallar. 

---El maldito se aburrió, se aburrió.--- dije tomando mi cabeza con fuerza.--- ¡Me dejo por que se aburrió!--- entonces no sé de donde unas ganas incontrolables de hacerme daño me llenaron. Quería pegarme, darme contra el piso si podía. Lloraba, lloraba y parecía una loca.  Mis manos temblaban e iban de mí cabeza a mi rostro, estaba desesperada.

--- ¡Tranquilízate por favor! --- le grite a ver su reacción. --- ¡Victoria reacciona, por DIOS!--- no podía evitar sentir dolor al ver a mi hermana en tal situación. 
--- ¡Entiende!, ese imbécil no vale la pena, es un idiota--- grite enojado. ---Es un idiota que no tuvo los suficientes pantalones de decirte la realidad.  No vale la pena, entiende eso, se que lo amas, pero ante todo te debes de amar a ti---- le dije sosteniéndola por los hombros y mirando sus ojos los cuales eran embargados por el dolor y el desespero, verla así me angustiaba aun mas.
¿Cómo le diré que vi a Damián con otra?  ¿Cómo?

--- El me dejo Leo, me dejo. No volverá a estar con migo. ¡El maldito imbécil, me dejo!--- la rabia me invadía y ni siquiera sabía lo que decía ni lo que hacía. Mis piernas se movían con fuerza contra el suelo como perreta de niña pequeña.

 --- ¿Ya qué más da, si él no está conmigo Leo? ¿Qué más da?--- dije lanzándome en sus brazos buscando refugio.  Nunca pensé verme en estas circunstancias, mi hermano me daba consuelo, por culpa de su mejor amigo.
Pero tampoco pensaba que en un momento como este mi mente se llenaría de ideas las cuales espantarían a cualquiera, nunca había pensado dejar este mundo por cuenta propia, ese tema estaba prohibido, pero ahí estaba, en mi cabeza y ya no tenía otra idea más interesante.

---Tómalo con calma, es difícil, duele, duele siempre que pasa y duele mucho y mucho más si pones todas tu confianza en un persona y esta te falla.---dije con la mirada perdida abrazando a mi hermana mientras esta lloraba.  Sus sollozos provocaban en mi tristeza y mi corazón latía con ganas de unirme a ella y llorar, pero sabía que debía ser fuerte, ya que ella se valía de mí. No paraba de maldecir el nombre de Damián en mi mente, sentía la ligera sensación de irlo a buscar y darle la paliza que en su vida no le ah dado.
---Tienes que ser fuerte, sobre todas circunstancia. No pierdas el mundo por alguien que no vale la pena, y menos por una animal como Damián--- dije enojado---No permitas que tu mundo se acabe por un patán como él. Lamentablemente a veces existen personas nada más para que haya más seres humanos en la tierra, no permitas perder tu esencia. Tienes que ser fuerte y darle tu mejor cara, demuéstrale que no te importa, que él no es participe de tu vida, que tienes un futuro sin el.- le recordé.
---Eres preciosa, y cuando la vida te quita algo, es porque va a ser sustituido por algo mejor y créeme que cualquier persona es mejor que ese maldito de Damián. Ese infeliz no se merece ni una de tus lágrimas---  dije sosteniendo su cara mirándola a los ojos.
En mi mente daba vueltas y vueltas la imagen de Damián besando a Daniela, esto me ocasionaba un coraje y la frecuente pregunta de cómo se lo diré...lo que si sabía era que aquel momento no era el más oportuno.

---Leo, ¿Cómo puedes hablar así del? Es tu mejor amigo, desde siempre.--- dije mirándolo a los ojos. Parecía triste, realmente estaba triste y preocupado, y no podía faltar el rayito de ira en sus ojos. Yo solo no podía creer que estuviera haciendo esto, yo no era así, estaba rompiendo una amistad de toda la vida por cosas mías y además... Mi padre... que iba a pasar con él cuando se enteraran de todo esto, lo afectara en su trabajo, debía perdonar a Damián y seguir con esto bien planear algo para que papa no se afectara tanto, pero mi orgullo es demasiado grande y en cuanto la idea invadió mi mente tuve que rechazarla. Ya solo no sabía qué hacer, y quería que esto parara ya.

---Necesitas descansar, hablare con Catalina para que te prepare un te...ahora el reposo ayudara a aclarar tu mente--- le dije pensando en una solución.

--- ¡Leo! ¿Que pasara con papa? esto le va a afectar--- le dije aun sollozando.

---No te preocupes papa entenderá.--- dije tratando de tranquilizarla y mas que seguro que papa entenderá, ya que cuando se entere de que el cabron está saliendo con la hija de su opositor no lo querrá mas de nuestro lado.

Respire profundo y limpie mi cara que seguía estando llena de lágrimas. Trate de sonreírle pero aun entrando en calma el taco en mi garganta no me lo permitía. Mire al suelo por un minuto para luego recostar la cabeza contra la pared. Un gran suspiro me inundo de aire el cual me hacía mucha falta. Las lágrimas siguen su rumbo pero ya no con tanta fuerza, ahora solo salían. 

---Gracias--- logre decirle.
Le agradecía infinitamente el hecho de que se hubiera quedado aquí y no se hubiera ido con su madre...

sábado, 4 de junio de 2011

Capitulo 3

ADONIS*

La vida es difícil, y muchos pensamos que podemos quejarnos a nuestro antojo.  Pero luego pensamos… que tal y si las demás personas no la consideran así.  Que cambio harían tus quejas en la vida de una persona, feliz… ¡Ninguno! ¡Pues al Carajo! Había aprendido a no quejarme después de todo.

--- Bien Adonis, ahora que estas libre luego de tanto tiempo. ¿Qué harás?--- Patricia lo había logrado.  Había logrado sacarme de la cárcel, gracias a ella y solo a ella.  Eso de que era todo gracias a mi buena conducta no me lo creía. Ok, quizás fueron los 10 años en donde más he aguantado mierdas de insultos y provocaciones.  Pero si no fuera por ella no lo hubieran tomado en cuenta.
--- He estado pensando en la oferta de Don Héctor. Creo que la aceptaré.--- El gimnasio de su hijo había sido cerrado luego de la muerte de este y Don Héctor, la persona más parecida a un padre para mí, me había ofrecido el lugar.  Ya lo había visto antes, incluso entrenaba ahí gracias a Don Héctor, y era un lugar perfecto para comenzar una vida nueva. Tengo claro que será difícil sacarlo adelante y pagar todo lo que debe.  Pero es la única forma que tengo para callarles la boca a todos esos mal nacidos que alguna vez hablaron mal de mí.

--- Sera difícil Adonis, pero no puedes darte por vencido.--- Si, será difícil, luego de tanta obscuridad y de estar encerrado.  Las miradas de la gente que piensan que fui culpable, incluso las miradas de esas personas que tienen bien claro que soy inocente, pero creen que el hecho de haber pasado 10 años en la cárcel me ha cambiado, eso será lo peor.  Pero están en lo correcto. No soy el mismo ingenuo muchacho de 18 años que hacia todo lo que le dijeran solo por miedo a negarse y morir. No ya no era ese Adonis, ni lo volvería a ser.

--- ¿Quieres que te lleve a casa?--- me pregunto Patricia al no recibir respuesta alguna antes, mientras habría su carro.

--- Si, Don Héctor merece una sorpresa.--- dije mientras subía al asiento del pasajero. Nadie sabía que me habían dejado en libertad y estaba ansioso por vele las caras a esos cabrones que hicieron que me enceraran.

--- Creo que deberías dejarme aquí.--- le pedí cuando estábamos llegando. No quería que me vieran entrar con ella al caserío.  Conozco muy bien a todos los hombres de ese lugar, no son de fiar.

--- Me gustaría llevarte directo a tu casa, Adonis.--- me pidió.  Patricia o me veía como un niño o aun no confiaba en mí, lo que me disgusto.  Pensé que me conocía.

--- Tranquila soy de aquí cerca.--- le dije mientras ella se estacionaba. No vivía cerca pues ya no tenía casa, lo que ella no sabía. Pero supongo que Tuto no se opondrá a que me quede con él.

--- Bueno, espero verte de nuevo y no de la forma en que te conocí.--- me dijo sonriendo. ---Tienes mi número telefónico, si se te ofrece algo no dudes en llamar.
--- Gracias, por todo.

--- No hay de qué.--- dicho esto siguió su camino dejando me a mi listo para continuar lo que sería una vida nueva.

Era increíble regresar a ese lugar donde todo había comenzado.  Al llegar al caserío me di cuenta que nada había cambiado, continuaba siendo el mismo lugar lleno de personas obligadas hacer cosas por sus vidas.  El gobierno Puertorriqueño no era uno que ayudara a este tipo de personas que no tenían nada, y al parecer luego de 10 años continuaba siendo así.  Por esto aun con todo lo que me había pasado, entendía a estas personas, porque después de todo yo era uno de ellos.  Había probado las formas más fáciles de mantener mi vida y no habían funcionado. Pues era hora de hacer algo por mi vida que no me metiera en problemas. Era hora de coger el camino difícil y aventurarse a lo desconocido. Después de todo luego de caer hay que levantarse.

--- ¿Y ese quién es? Nunca lo había visto por aquí.--- esos fueron los primeros comentarios que escuche al entrar al caserío.

Unos tipos, a quienes reconocí  de inmediato, y al parecer ellos a mi no comenzaron a acercarse.  Todos me miraban con desprecio como lo hacen con todas las personas que llegan allí nuevas.  Algunos rostros no los conocía por lo que supuse eran nuevos reclutas.

--- ¿Y tu quien eres?--- me pregunto uno mientras disimuladamente me enseñaba su arma.

--- ¿Acaso no me reconoces Marcos?

--- ¿Don…?--- todos comenzaron a murmurar mi nombre y a mirar me fijamente.

---Jose--- Jose estaba a mi izquierda y no me tarde nada en reconoserlo.

--- ¡Don, te soltaron!--- Marcos había dejado de enseñarme su arma y me abrazaba.  Todos  se acercaron a saludarme, después de todo eramos como hermanos.

--- ¡Soltaron Don! ¡Adonis ha vuelto!

--- ¿Y dónde está el cabron de Tuto?—pregunte  luego de saludar a todos los presentes.

--- Ya tu sabes mijo, por ahí buscando una novia para hoy.

--- Tipo tu siempre hablando de mas.--- escuche que decían a mi espalda. Y ahí estaba mi mejor amigo de toda la vida, mi hermano.

--- ¡Tuto!--

jueves, 2 de junio de 2011

Capitulo 2

LEONARDO*

Política, empresas, toma de decisiones, compromiso. ¿Quién quería eso? Yo quiero eso. Quiero ser como él. Completamente como él. Y no me importa a quien no le agrade.  Seré un gran político y algún día gobernador de este país como mi padre. 

Caminaba por la universidad, algo ajetreado ya que hoy sería un día lleno de muchos compromisos. Hoy era el gran discurso de la candidatura de mi padre y tendría que estar presente en dicho lugar para apoyarlo, creo que sería un gran paso uno muy fuerte y me llenaba de gran orgullo saber que mi padre seria el próximo gobernador de Puerto Rico, no me perdonaría a mi mismo faltar a dicho discurso. Tenía miles de cosas en la cabeza, en unas horas seria el discurso y primero debía de pasar por la casa de mi padre a dejar mis pertenencias, ya que me mudaría con él. 

 Mi madre se mudara a España con su esposo y yo quiero seguir con mis estudios en leyes aquí, aparte de que no me agrada la idea de soportar a dicho hombre con el cual mi madre compartiría su vida. Viviría con mi padre un tiempo en lo que consigo un departamento en cual pueda vivir de la forma que siempre eh deseado.

       Caminaba por  los pasillos de la universidad con destino a mi clase favorita, ciencias políticas, en realidad llevaba mi mente sumamente ocupada, pero creo que lo olvide cuando vi semejante escena ante mis ojos.  La furia y la ira se apoderaban de mí ser en aquel instante, sentí un fuerte coraje al ver que mi gran amigo de la infancia y novio de mi hermana  besaba con distinguida pasión a Daniela Abreu.  En aquellos momentos me cegué y el impulso no fue mi mejor aliado, a todo esto, Damián estaba tan comprometido con su derroché de hormonas que estaba ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor.

--- ¿Con que serle infiel a mi hermana es tu gran orgullo?--- dije con el tono de enojo grabado en mi voz interrumpiéndole su momento placentero. De inmediato se separo de Daniela y creo que fue el momento oportuno para brindarle uno de mis mejores golpes, si, en lo absoluto, le había dado uno de mis mejores puñetazos. --- ¡Esto es por mi hermana!--- exclamé bajo coraje.
El respondió a mis golpes convirtiendo aquel pasillo de la escuela en un gran rin de pelea.

--- ¡¿Eso a ti que te importa?!--- eran de las oraciones que entre muchos  insultos se podía reconocer de su voz. Nos matamos a golpes, la multitud de personas a nuestro alrededor era de esperarse.
El profesor de ética se encontró con tal espectáculo en su camino y interfirió en la aquella pelea, entrando entre medio de ambos deteniendo tal acto de agresividad.

--- Muchachos cualquier cosa que haiga pasado, esta no es la manera de arreglarlo.---
 --- ¡No te quiero ver cerca de mi hermana!--- le grite sumamente enojado.

--- ¡Lo que haya pasado entre tu hermana y yo es entre tu hermana y yo! --- grito Damián.
--- ¡Eres un traidor!--- dije con enojo mientras la sangre ardiente corría por mis venas y de tan solo mirarle la cara la sed de hacerlo trisas era más potente en todo mi ser. Tome mi mochila que la había tirado al suelo antes de golpearle listo para irme.

--- ¡Eres un bruto!--- dijo Daniela algo exaltada entre lagrimas y nervios --- ¡No puedes negar que eres hijo de tal corrupto!--- agrego con el coraje marcado en sus ojos, mientras le arreglaba la ropa a Damián.

---Tu eres una engerida, sin posición, que no sabe respetar, eres una…---  mi voz se había calmado, hablaba con una mujer después de todo, aunque la despreciaba con el alma.

--- ¡Cállate y ten cuidado con lo que dices...!--- le interrumpió Damián.

--- ¡Ya basta!--- grito con gran exclamación el profesor de ética ante todo esto, con desespero y siendo rodeado por todo el bullicio de los estudiantes que  se convertían en espectadores de aquella trifulca.
--- Ambos me acompañan a la dirección de la universidad ahora.--- dijo muy decidido.  Ahora ambos tendríamos que dar palabra ante el catedrático de la universidad, al escuchar aquella palabras me di cuenta que había echado a perder mi día por aquel infeliz.
Lamentablemente me sería imposible llegar a le comunicado de mi padre,  el enojo me había segado y aun sentía aquella adrenalina corriendo por mi ser.

Solamente quería dejarle en claro que de mi hermana NADIE se burla.  

---------------------------- capitulo creado por mi amiga Lissa, Gracias!!